Las Merindades, abruptos paisajes de ensueño
En el norte de la provincia de Burgos, los ríos Ebro y Nela y la cordillera Cantábrica dibujan un paisaje de montes y riberas, saltos de agua, desfiladeros, valles, glaciares y desolados páramos, extensas superficies de prados y bosques de encinas, hayas y robles, refrescados siempre con las aguas de algún río.
Porque en Las Merindades el agua es la gran protagonista; cada uno de los arroyos que confluyen en el gran padre Ebro horadan la tierra y originan una variada fauna y vegetación. Más de 360 pequeños núcleos de población componen esta comarca, una de las más desconocidas y fascinantes de la provincia.
Probablemente, esto tenga mucho que ver con su geografía abrupta, llena de profundos cañones, pero también por el carácter transitorio, de paso hacia el Cantábrico, que ha mantenido alejados de los principales ejes de comunicación a algunos enclaves de Las Merindades que aún conservan muestras de arte y de cultura realmente arcaicas. Su nombre refleja que estas tierras fueron regentadas por merinos o gobernantes dependientes del rey.
Sin duda, el paisaje de Las Merindades está vinculado a su historia y a su cultura, y es uno de sus grandes atractivos: pueblos medievales, cascadas y mucha naturaleza. La siguiente es una pequeña selección de algunas visitas imprescindibles. Hay muchas otras en un territorio que tiene una extensión equivalente a la de Vizcaya.
Ojo Guareña es una impresionante cavidad con más de 100 kilómetros de galerías, de los que 89 están interconectados, y 18 cuevas, distribuidas en seis pisos superpuestos, que forman uno de los mayores complejos kársticos de España y también del mundo.
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